Rifles de asalto, amenazas, conspiraciones e incumplimientos del confinamiento. La extrema derecha se organiza en Estados Unidos para dejar de cumplir unas normas básicas que evitan la propagación del virus.
En Michigan, Estados Unidos, la gobernadora Gretchen Whitmer tiene la la esperanza de contener el brote de coronavirus en su estado, uno de los más afectados por la pandemia. Tiene al menos 27 mil casos, con 1.700 muertes.
Sin embargo, unos 4.000 habitantes, organizados a través cuentas en redes sociales de extrema derecha y con fusiles de asalto en mano, bloquearon la circulación de calles en Lansing y protestaron el miércoles en la puerta del capitolio estatal.
La acusaron de despojarlos de sus derechos constitucionales. La protesta llegó a las redes sociales, donde firmaron peticiones pidiendo su renuncia y se unieron en grupos de Facebook dedicados a no acatar la orden
En Kentuky, grupos de manifestantes se reunieron poniendo su vida en peligro para gritar por el cierre de negocios no esenciales para frenar la propagación del nuevo coronavirus cuando el gobernador Andy Beshear estaba dentro del edificio haciendo un anuncio sobre el número de nuevas muertes relacionadas con COVID-19.
Una docena de manifestantes se reunieron fuera del edificio del capitolio en Frankfurt para expresar su disgusto con Beshear, un demócrata, por el cierre de empresas durante la pandemia. Entre los carteles se veían símbolos contra el comunismo mientras gritaban «¡Queremos trabajar!».
«Si no están distanciados socialmente, están propagando el coronavirus, y eso es realmente preocupante», les indicó el gobernador.
En Wyoming, decenas de personas se reunieron la semana pasada en un parque en Casper para protestar contra las medidas impuestas por el gobierno para frenar la propagación del coronavirus, mientras que un grupo de Facebook llamado «ReOpen NC» cercano a la extrema derecha ha reunido a más de 21,000 miembros desde su lanzamiento el martes pasado; planea reunirse en protesta a finales de esta semana.