22 MAYO, 2016
Bob Dylan es el autor de la más famosa canción jamás escrita sobre un boxeador. Como todo el mundo sabe a estas alturas, Hurricane, incluida en su álbum Desire, de 1976, narra la historia de Rubin Carter, un peso medio cuya carrera se vio truncada de cuajo cuando fue acusado de un triple crimen del que siempre se declaró inocente. Tardó casi treinta años en que la Justicia le diese la razón. Yo tuve la oportunidad de coincidir una vez en persona con el Huracán, hace ahora once años, cuando vivía en Nueva York. El día del 65 cumpleaños de Dylan fui al BB King Blues Club a ver una banda tributo llamada Highway 61 Revisited, y resultó que Carter estaba entre los asistentes. Cuando interpretaron su canción, el líder del grupo le invitó a subir al escenario. El momento puede verse al final de esta necrológica que hice para la TVG cuando se supo de su muerte, en abril de 2014. Yo mismo grabé los planos con los que acaba el clip.
http://www.crtvg.es/informativos/morreu-rubin-carter-o-hurricane-de-bob-dylan-799034
Pero en realidad esta entrada es para hablar de una canción y un púgil bastante menos conocidos que Hurricane…
David Schultz Moore nació en Lexington, un pequeño pueblo de Ohio, el día de Todos los Santos de 1933. Su padre, pastor protestante, le inculcó desde muy pequeño profundos valores religiosos.
Davey, que era como lo llamaban sus amigos, se estrenó como boxeador profesional el 11 de mayo de 1953, cuando aún no había cumplido 20 años. Se impuso a los puntos a un tal Willie Reece, que ese mismo día puso fin a su carrera con un sonrojante palmarés de dos derrotas en otras tantas peleas. Por suparte, Moore fue haciéndose un hueco entre las promesas del peso pluma: en el 54 conquistó el título estatal, y el 18 de marzo del 59 se proclamó campéon del mundo en Los Ángeles al arrebatarle el cinturón al nigeriano Hogan Kid Bassey, tras trece durísimos asaltos resumidos en esta imagen. Moore tenía apenas 25 años, pero en casa lo esperaban ya una esposa y cinco hijos.
Era un púgil rápido y muy agresivo, casi callejero. Jamás rehuía el cuerpo a cuerpo ni el intercambio de golpes. Su pegada era tan formidable que se ganó el sobrenombre de El Rifle de Springfield, pues había establecido allí su residencia, a apenas hora y media de su localidad natal. En una época en la que el boxeo se estaba internacionalizando y los pesos ligeros empezaban a estar copados por extranjeros ilustres, Moore era un caso atípico. Un representante del viejo orgullo estadounidense.
Davey retuvo el título en la revancha contra Bassey, celebrada cinco meses después, y en las cuatro ocasiones siguientes que lo puso en juego. Alternó esas defensas con combates de exhibiciónque lo llevaron a pelear por medio mundo: México, Venezuela, Japón, Reino Unido, Francia, Finlandia, Italia o España, donde el 21 de enero del 61 venció por KO técnico en el viejo Palacio de los Deportes de Madrid al ídolo local Exuperancio Fred Galiana Díaz. Aquellas giras, que hoy resultarían insólitas, movían bolsas infinitamente superiores a las que un peso pluma americano conseguía en su país. Incluso siendo el campeón del mundo.
Davey Moore defendió su corona por sexta vez el 21 de marzo de 1963 frente al cubano-mexicano Ultiminio Azúcar Ramos Zaqueira. La velada, retransmitida en directo por televisión para todo el país, se celebró en el entonces recién construido estadio del equipo de béisbol de Los Ángeles, los Dodgers, con capacidad para más de cincuenta mil espectadores. Sugar Ramos, nacido en Matanzas y metido a boxeador cuando apenas era un adolescente, arrastraba consigo el lado más dramático de este deporte: cinco años atrás, en La Habana, su duodécima victoria en doce combates se había teñido de tragedia cuando un mal golpe había acabado con la vida de su oponente, José El Tigre Blanco. Ramos, que asegura que desde entonces nunca más ha podido dormir solo, huyó a México escapando del castrismo. La de Los Ángeles ante Davey Moore era la oportunidad de su carrera.
En realidad, la pelea tenía que haberse producido en julio del año anterior, pero entonces una gigantesca tormenta tropical había sacudido el sur de California y obligado a la suspensión del evento. Se diría que el destino trataba de evitarse a sí mismo, consciente de su fatalidad. Pero aquel primer día de la primavera del 63, las nubes no hicieron acto de presencia y la velada, que incluía otros cuatro combates, se celebró sin contratiempos… Hasta que en el décimo asalto, Sugar Ramos conectó un zurdazo que hizo tambalearse al Rifle. Quedaba menos de un minuto para que sonase la campana y el cubano vio el cielo abierto. Su feroz ataque posterior hizo besar la lona al campéon, que aún así logró ponerse en pie y terminar el round a duras penas. Pero al comprobar los problemas que tenía Moore para llegar a su esquina, el árbitro paró la pelea y proclamó vencedor a Ramos .
Una vez en el vestuario, la situación pareció normalizarse. Había perdido el cinturón pero no su buen humor, así que Davey Moore atendió a los medios e incluso posó de esta guisa en la que sería su última fotografía.
Instantes después, El Rifle de Springfield se desplomó. Al ser noqueado por su rival, Moore se había golpeado la base del cuello contra una de las cuerdas del ring, lo que le había causado daños neuronales que le provocaron un estado de coma profundo. Tres días después, murió en el hospital.
Un joven Bob Dylan en pleno apogeo de su etapa como cantautor folk vio aquel combate por televisión, muy probablemente desde Nueva York. Dylan es hoy un gran aficionado al boxeo, admirador confeso de Manny Pacquiao entre otros. Probablementa también lo fuese entonces, pero el terrible desenlace de aquella pelea le hizo formularse una serie de preguntas que canalizó en una de sus protest songsmenos conocidas. Who Killed Davey Moore? no aparece en ninguno de sus discos de estudio, y apenas la interpretó en ocho ocasiones entre 1963 y 1964, por lo que la mayoría de los mortales no supimos de su existencia hasta la publicación del primer volumen de sus Bootleg Series, en 1991. En ella, Dylan da voz a todas las partes involucradas: el apostador, el árbitro, el espectador, el cronista deportivo, el entrenador y el propio oponente de Moore, sin que ninguno de ellos estén dispuestos a asumir la menor responsabilidad ante lo sucedido. “Yo le golpée, es cierto, pero eso es por lo que me pagan. Así que no lo llames asesinato, no lo llames crimen”, dice Sugar Ramos por boca de Dylan, “fue el destino, fue la voluntad de Dios”.
Bob Dylan – Who Killed Davey Moore. Fight Video and Lyrics
Who killed Davey Moore
Why an’ what’s the reason for?
“Not I,” says the referee
“Don’t point your finger at me
I could’ve stopped it in the eighth
An’ maybe kept him from his fate
But the crowd would’ve booed, I’m sure
At not gettin’ their money’s worth
It’s too bad he had to go
But there was a pressure on me too, you know
It wasn’t me that made him fall
No, you can’t blame me at all”
Who killed Davey Moore
Why an’ what’s the reason for?
“Not us,” says the angry crowd
Whose screams filled the arena loud
“It’s too bad he died that night
But we just like to see a fight
We didn’t mean for him t’ meet his death
We just meant to see some sweat
There ain’t nothing wrong in that
It wasn’t us that made him fall
No, you can’t blame us at all”
Who killed Davey Moore
Why an’ what’s the reason for?
“Not me,” says his manager
Puffing on a big cigar
“It’s hard to say, it’s hard to tell
I always thought that he was well
It’s too bad for his wife an’ kids he’s dead
But if he was sick, he should’ve said
It wasn’t me that made him fall
No, you can’t blame me at all”
Who killed Davey Moore
Why an’ what’s the reason for?
“Not me,” says the gambling man
With his ticket stub still in his hand
“It wasn’t me that knocked him down
My hands never touched him none
I didn’t commit no ugly sin
Anyway, I put money on him to win
It wasn’t me that made him fall
No, you can’t blame me at all”
Who killed Davey Moore
Why an’ what’s the reason for?
“Not me,” says the boxing writer
Pounding print on his old typewriter
Sayin’, “Boxing ain’t to blame
There’s just as much danger in a football game”
Sayin’, “Fistfighting is here to stay
It’s just the old American way
It wasn’t me that made him fall
No, you can’t blame me at all”
Who killed Davey Moore
Why an’ what’s the reason for?
“Not me,” says the man whose fists
Laid him low in a cloud of mist
Who came here from Cuba’s door
Where boxing ain’t allowed no more
“I hit him, yes, it’s true
But that’s what I am paid to do
Don’t say ‘murder,’ don’t say ‘kill’
It was destiny, it was God’s will”
Who killed Davey Moore
Why an’ what’s the reason for?