Desde el día de mi nacimiento recuerdo Santiago de Compostela como una ciudad cultural a la que le importaba y promocionaba la música en directo, los monólogos, el teatro y cualquier tipo de espectáculo artístico.

He visto como poco a poco ésto ha ido mermando, e incluso, lo han ido obstaculizando y prohibiendo, como pasa hoy en día.

Aquí en Santiago, pero también en el resto de Galicia, los locales se ven amenazados con quedarse vacíos de cultura, y por ello de clientes; y l@s músic@s y demás artistas, sin tener en donde mostrar su arte, dejan a los ciudadanos y ciudadanas con las ganas de poder aprender, emocionarse y unirse de forma espiritual, quedando así una ciudad vacía.

No es por ruido, ya que permiten poner música grabada a los mismos, o más, decibelios, y conciertos al aire libre (siempre con sus determinadas trabas).

Entonces, ¿por qué? Dirán que por ceñirse a la ley de espectáculos gallega! pero… ¿por qué un abuso tan grande en esa ley?

Creo que interesa un pueblo inculturizado y sin unión, aunque ésta sea de una espiritualidad mágica…

Y aquí y ahora, es dónde nosotros, el pueblo, debemos alzar las manos y reclamar nuestros derechos,los de la gente que vive por, de y para ello y los de las generaciones que vienen y, que a este paso, sólo tendrán lo que la televisión ofrece…