LONDON CALLING III: HAY UN GALLEGO EN LA LUNA
Bici amarilla en Portobello para alegrar un día gris. Casi todas las fotos son propiedad de Fata Morgana |
Para mí la quería, la casiña |
Total, que tras un agradable paseo de media hora llegamos a Notting Hill dispuestos a hacerle un peinado exhaustivo. Es un barrio encantador y pintoresco. El domingo empezaba su carnaval, pero a nosotros ya no nos iba a pillar allí, lástima. Si se están preguntando si fuimos a la librería de la peli de Hugh Grant a hacernos la foto, la respuesta es ene o, no. A cambio me hice una en una tienda de máquinas de coser de segunda mano, que tiene mucha más gracia.
¿Pero qué ha sido de la cup of tea de toda la vida? |
Así cosía, así, así |
vivamos como galegos, que malo será… |
Aparecieron los gallegos y con ellos el primer rayo de sol. Hicimos día español: nos sentamos a la una de la tarde y nos levantamos de la mesa a las seis, hablando de lo divino y lo humano. No todo fueron paints, claro, también fuimos a comer a un restaurante italiano de Portobello regentado por un gallego. Nos pusimos las botas. El que hubiera escampado y la tarde, que se presta más para pasear, abarrotó la calle, así que nos fuimos al hotel a descansar un poco y a prepararnos para la noche canallesca, ya que yo me había hecho con unas cuantas direcciones de antros de rock and roll en el Soho. Para ello nos bajamos en la parada de metro de Tottenham Court Road y de ahí nos dirigimos al primer antrazo, que no estaba en la lista, pero imposible obviar la música de Metallica a toda caña. Eso fue lo más suave que escuchamos allí. El local (enorme, por cierto, con dos pisos), se llamaba The intrepid fox, ya sabéis lo mucho que les mola a los ingleses poner nombre de animales a sus baretos, y al parecer tenía dress-code, puesto que éramos los únicos que no íbamos vestidos de heavys y por ese motivo llamábamos algo la atención. Por cierto, aquí y en toda la zona que peinamos esa noche, las copas fueron las más baratas y mejores de todos los días que salimos. Y, por supuesto, la mejor música. Camino del Borderline nos paramos en el Rock and roll (original nombre, oye), bareto de los que nos gusta, con mucho rock y mucha decoración cutre a base de cien mil gadgets y papel de periódico.
The intrepid fox |
The borderline |
Un minigintonic en el Borderline |
Fumando a la puerta del rock and roll |
Jam session en el Alleycat |
Comimos por allí tempranito y a las cinco y media o’clock estábamos en Waterloo cogiendo el tren a Wisley entre un montón de yuppies de la city (era viernes) para cenar enThe Anchor, un precioso pub a orillas de uno de los muchos canales que hay por la zona. El lugar, idílico; la compañía, inmejorable. A María la veo con cierta frecuencia porque suele venir una vez al año, pero a Lorena no la veía desde febrero de 2009, cuando nos conocimos en persona en una quedada del foro. Me hizo mucha ilusión verlas a las dos y a sus familias.
Reencuentro con Lorena después de cuatro años |
El idílico canal |