Hoy ha aparecido una proclama de la página change.org, página muy recomendable porque defiende reivindicaciones más justas que las luchas de Robin Hood. Pero por una vez, no puedo estar de acuerdo con la reivindicación que han difundido para ser apoyada. Podría estar de acuerdo en el fondo, pero no en la forma. Change.org reivindica en esta ocasión que si los políticos son incapaces de llegar a un acuerdo y nos vemos abocados a ir a unas terceras elecciones, sus principales cabezas, Rajoy, Sánchez y Riera, deberían dimitir fulminantemente por absolutos incapaces. Con que sean unos absolutos incapaces estoy muy de acuerdo, entre otras cosas porque quieren serlo, pero con que dimitan no estoy de acuerdo (aunque me gustase que dimitiesen) porque no estoy de acuerdo en echarles la culpa. A ver, sí, tienen la culpa, pero tienen la culpa por empeñarse en sostener un sistema que se desmorona como las columnas del tempo filisteo derribadas por Sansón cuando empezó a crecerle el pelo de nuevo. Porque la verdadera incapacidad de esos líderes es no saber comprender que es el sistema obsoleto el auténtico culpable de la situación de impasse que atraviesa España. No se pueden afrontar nuevos retos con viejos sistemas. Y la casta política quiere seguir manteniendo ese sistema seguro, anclado y que les proporcionaba poder y privilegios, pero que se ha visto desbordado por los acontecimientos.
En primer lugar, mucha de la culpa de esta situación de impasse es achacable el infame sistema electoral español, basado en la Ley del matemático belga D´Hont. Messie D´Hont diseñó un sistema electoral expresamente para el ex Congo Belga en el momento de su independencia, y pretendía que en cuanto las tribus congoleñas que en realidad tenían en común nada más que haber permanecido bajo el yugo belga desde el momento en que el Congo, codiciado por las grandes potencias europeas, fue entregado a los belgas para que no hubiese una guerra por culpa del reparto de África, ofrecimiento que fue rechazado por el Parlamento Belga, y ofrecido como propiedad particular, y nunca mejor dicho, al Rey de los Belgas Leopoldo II, en cuyas garras cayó con consecuencias bien explicadas por Joseph Conrad…
En el momento de la irremediable independencia, se temía que las diferentes tribus terminasen desembocando en otra guerra civil africana más, debido a las diferencias tribales que se podrían desatar una vez alcanzada la independencia, como ocurriría posteriormente en la antigua Yugoslavia al desaparecer Tito y el Titismo.
En definitiva, no es que haya que desalojar a los viejos políticos y sus viejas maneras sistematoides, lo que precisamente hay que cambiar es el sistema, y no nos referimos solamente al sistema electoral, sino al sistema en sí, reformándolo, re-evolucionándolo para conseguir un sistema nuevo o por lo menos mejor que reconozca auténticamente la realidad social y la voluntad popular, hasta ahora cercenada por el infame sistema político y electoral. Tengamos en cuenta que hasta ahora, el PP ha estado gobernando con mayoría absoluta por la voluntad expresada por el 24% del censo total de votantes, es decir, ni siquiera la cuarta parte de l@s ciudadan@s con potestad de apoyar a un gobierno que, para más inri, no sólo ha estado gobernando con mayoría absoluta, sino con voluntad absoluta e imperativa, a su antojo y designio. De aquellos polvos vienen estos lodos…
Por otra parte, si el político elegido como representante del pueblo, en vez de sentir en su político cogote el aliento de los cuatro peces gordos que se reúnen a puerta cerrada en un lujoso despacho para decidir quién compondrá la lista electoral, sintiese en su lugar el aliento de sus electores, los cuales son los que tendrían que decir realmente la última palabra, se preocuparían más de escuchar, atender y satisfacer los deseos y necesidades de sus electores, es decir, del pueblo, o dicho de una forma que podría sonar a revolucionaria, la voluntad popular, que no es una idea estrafalaria e izquierdosa, sino que incluso está reflejada en la propia Constitución Española.
Pero mientras el sistema siga siendo tan infame, los políticos elegidos como supuestos representantes de la voluntad popular, serán en realidad representantes de la voluntad de una reducida y elitista casta que responde a las cúpulas de los partidos en el poder gracias a ese sistema electoral, y que en realidad solo responden no a la voluntad popular, sino a la voluntad de los grandes plutócratas que dominan el país desde el final de la Guerra Civil.
¿Son necesarios ejemplos? Pues cojamos la prensa actual o las hemerotecas, o fijémonos en supuestos antaño adalides de la supuesta voluntad popular, que se han dedicado no a representarla, sino a manipularla, mangonearla o crearla. Fijémenos en Felipito, ex Príncipe de la Pana, (https://www.youtube.com/watch?v=7AWfth3cp8A) cuando hablaba de voluntad popular, de República, y demás zarandajas, o cuando hablaba de salir inmediatamente de la asesina OTAN (https://www.youtube.com/watch?v=apszkQnTFuk) y hoy en día habla de los pobrecitos gerifaltes de las eléctricas, y para más inri, incluso hablando de que el Partido Sociolisto tiene la obligación de ¡¡¡APOYAR UN GOBIERNO DEL PP!!!.
Este sistema heredero del Franquismo, convenientemente reformado por los propios gerifaltes franquistas que contemplaban cómo se desmoronaba y cómo era rechazado unánimemente por el mundo civilizado, para lo cual adoptaron la Transición diseñada en un despacho de Washington por Henry Kissinger, con el objetivo de cambiar algo para que todo siguiese igual, es el que está asfixiando desde hace años a los ciudadanos y a los pueblos del Estado Español. ¿Será la solución cambiar de caras de políticos? ¿O la solución será cambiar ese sistema que dichos políticos intentan aguantar de su derrumbe? Como decía Bob Dylan, la respuesta está en el viento, en un viento renovador que arrase toda esta mentira, todo este paripé, todo este tinglado cuyo único objetivo es mantener los privilegios de la casta capitalista dominante, casta que está viendo amenazados sus privilegios y sus chanchullos; ¿Para cuándo se declararán los Delitos Económicos como Crímenes contra la Humanidad? ¿Lo veremos? ¿O lo verán nuestros nietos?…
© Tony O´Hara (™)