IGLESIA, 3 de noviembre de 2018
Con la iglesia hemos topado. Aquí tampoco hubo transición a una “aconfesionalidad” del Estado. Gracias a los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede de 1979 la Iglesia no paga el IBI de sus miles de propiedades y recibe millonarias subvenciones anuales vía IRPF. También ingresa un pico por la enseñanza concertada y nosotros pagamos a los profesores de religión que solo la iglesia elige. Encima cobra por sus servicios de boda, bautizo, 1ª comunión, funeral o misa. Incluso por visitar el interior de sus recintos. Menudo acuerdo.
Ella debería ser la mayor interesada en no mezclar o separar poderes. “A Dios lo que es de Dios y al césar lo que es del césar”. El poder político no está subyugado al poder religioso. Crucifijos, imágenes, símbolos, biblias, etc, no tienen sitio en parlamentos, diputaciones, ayuntamientos o colegios. Tendrían que estar, por la misma razón, también los de otras religiones y no están.
De la misma manera también la política, con sus signos, banderas y cargos públicos está fuera de lugar en una basílica, catedral o iglesia. Ya no digamos los restos de un dictador genocida cuya familia exige honores y salvas para inhumarlo de nuevo como si no hubiera hecho nada. Que lo entierren y lo honren en la intimidad. Demasiado bien parada ha resultado la familia desde su muerte.
Por cierto, acabar con hipocresías y postureos de gente que no cree en los ritos, que sólo va por el acto social y para que los vean, debería ser deseable por los creyentes. Si algún censo está inflado es el de católicos.
Johnny cash – Personal jesus
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