Lars Henry Kristofferson inculcó los valores militares a su hijo desde muy pequeño, pero, a su manera, Kris remoloneó cuanto pudo: destacó como estudiante y como deportista en la Universidad de Pomona, donde se graduó summa cum laude en Literatura en 1958. Le concedieron una beca para marcharse a Oxford, y durante su etapa en el Reino Unido volvió a llamar la atención por sus dotes para el boxeo y el rugby. También le picó por primera vez el gusanillo de la música. Alentado por Larry Parnes, el primer gran manager del pop británico, grabó un primer trabajo para Top Rank Records bajo el nombre de Kris Carson. Kristofferson tenía la esperanza de que el éxito musical le abriese las puertas del que entonces era su verdadero sueño: convertirse en novelista. Pero el disco fue un fracaso rotundo. Kris se graduó en Literatura Inglesa en 1960, regresó a casa y se enroló en el ejército.
Su carrera militar se prolongó por espacio de un lustro. En 1965, cuando ya había alcanzado el rango de capitán y mientras los Stones cantaban Satisfaction, Dylan se electrificaba y los Beatles actuaban en España, Kristofferson dejó el uniforme y se marchó a Nashville. Tenía casi 30 años y volvía a empezar de cero. Y no se trata de ningún eufemismo: su primer trabajo en la capital del country consistió en barrer los suelos de los estudios de Columbia Records. Un buen día apareció por allí June Cartery Kris le entregó una cinta que había grabado, y le pidió a la primera dama que se la entregase a su marido. June cumplió su parte, pero Johnny Cash se limitó a colocarla en lo alto de una pila de maquetas de aspirantes a estrella que había ido acumulando.
A las pocas semanas, y en vista de que Cash no respondía, Kristofferson decidió captar su atención de un modo mucho más expeditivo: alquiló un helicóptero y lo hizo posarse en el jardín de la casa de Johnny. En la voz del Hombre de Negro, Sunday Morning Coming Down se convirtió en un éxito inmediato y ese mismo año Kris se alzó con el premio al mejor compositor en los Country Music Awards. Pero ni siquiera entonces su camino al éxito quedó despejado. Kristofferson no interesaba como intérprete de sus propias canciones. Su imagen y su voz no convencían a las discográficas, que sí entregaban sus temas a artistas como Jerry Lee Lewis (Once More With Feeling) o Dave Duddley (Viet Nam Blues). Los beneficios eran así mucho menores y Kris hubo de compaginar su labor musical con la de piloto comercial de helicóptero en el sur de Louisiana: “Trabajaba una semana entera llevando y trayendo gente de alguna plataforma petrolífera. Recuerdo haber escrito Help Me Make It Through The Night, Me And Bobby McGee y muchas otras posado sobre una de aquellas plataformas. Al final de la semana regresaba a Nashville y me tiraba unos cuantos días trabajando en las canciones. Entonces viajaba otra vez a Louisiana y el ciclo se repetía”, le contó al New Orleans Times en 2006.
Fue un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la Humanidad. Y también para Kris Kristofferson. El 20 de julio de 1969 Neil Armstrong pisó la Luna y Johnny Cash convenció (no sin esfuerzo) a los organizadores del legendario Festival de Newport de que su amigo de ojos azules merecía una oportunidad. Presentado por Cash ante una audiencia multitudinaria, Kris salió al escenario para cantar Bobby McGee y su vida cambió para siempre. Firmó con Monument Records y al año siguiente publicó su primer álbum, Kristofferson. Las ventas del álbum volvieron a ser decepcionantes… hasta que en 1971 fue reeditado con el título de Me And Bobby McGee. Entonces, y dado el éxito de la versión grabada por Janis Joplin (novia de Kris durante un tiempo), el mundo, al fin, se rindió a su talento.
Y lo mejor es que sus talentos eran muchos porque, erigido ya en intérprete reconocido, Kristofferson no dejó de ser también un autor muy solicitado por cantantes sin su capacidad creativa. De modo casi inmediato, decidió dar un paso más e iniciar una carrera paralela como actor que llega también con éxito hasta nuestros días. Para mí siempre será Billy El Niño en la maravillosa revisión del mito que filmó Sam Peckinpah en 1973, aunque la mayor recompensa le llegó tres años más tarde con su papel de John Norman Howard en Ha Nacido Una Estrella, por el que le dieron un Globo de Oro, igual que a su compañera de reparto, Barbra Streisand.
En 2014 conocí a Roddy Hart en el festival Avilés Ciudad Dylanita que organizan mis ya grandes amigos Béznar Arias y Álvaro Lozano. Roddy había conseguido que Kris Kristofferson cantase con él en Home, un tema de su primer disco, Bookmarks (2007). A su vez yo le pedí permiso a Roddy para adaptar Home al castellano e incluirlo enPríncipes Venidos A Menos, el segundo trabajo de En Casa del Herrero, bajo el título deEn Casa. Hart me contó que Kristofferson es el tipo más encantador del mundo. Humilde, cariñoso y agradecido. Y la verdad es que así se mostró también en el funeral organizado en 2003 por la CMT en memoria de su gran amigo Johnny Cash, compañero en The Highwaymen y tantas otras aventuras: “Una de las cosas más bonitas de mi vida ha sido recorrer el mundo y comprobar cómo reaccionaba la gente de cualquier lugar ante la mera presencia de Johnny Cash. Con Muhammad Ali pasaba algo parecido. Por la misma razón, ellos sabían que él los quería tanto como ellos lo querían a él. Y lo mejor que he leído desde que Johnny murió son unas palabras pronunciadas, una vez más, por Bob Dylan: ‘John era nuestra Estrella Polar…’” A Kristofferson se le quebró la voz antes de poder completar la cita: “‘Y podías confiarle siempre el rumbo de tu barco’”. Y a continuación entonó, una vez más, la mejor canción jamás escrita sobre la resaca mañanera de los domingos.
Kris Kristofferson Sunday Morning Coming Down Johnny Cash Memorial Concert
Sunday Morning Coming Down
And the beer I had for breakfast wasn’t bad, so I had one more, for dessert
Then I fumbled through my closet, for my clothes and found my cleanest dirty shirt
And I shaved my face and combed my hair and, stumbled down the stairs to meet the dayI’d smoked my brain the night before on, cigarettes and songs that I’d been pickin’
But I lit my first and watched a small kid cussin’ at a can, that he was kickin’
Then I crossed the empty street and caught the Sunday smell of someone fryin’ chicken
And it took me back to somethin’, that I’d lost somehow somewhere along the wayOn the Sunday morning sidewalks, wishin’ Lord, that I was stoned
‘Cause there’s something in a Sunday, makes a body feel alone
And there’s nothin’ short of dyin’, half as lonesome as the sound
On the sleepin’ city side walks, Sunday mornin’ comin’ down
In the park I saw a daddy, with a laughing little girl who he was swingin’
And I stopped beside a Sunday school and listened to the song that they were singin’
Then I headed back for home and somewhere far away a lonely bell was ringin’
And it echoed through the canyons like the disappearing dreams of yesterday
On the Sunday morning sidewalks, wishin’ Lord, that I was stoned
‘Cause there’s something in a Sunday, makes a body feel alone
And there’s nothin’ short of dyin’, half as lonesome as the sound
On the sleepin’ city side walks, Sunday mornin’ comin’ down