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Morena.

Comienzo a escribir sobre mi destino absurdo

si tú no existes,

si tú no estás,

pues un cielo tan solo conozco

y es el cielo de tu ser,

tu persona,

tu alma.

Me vuelvo loco,

loco contigo siempre,

loco a través de ti,

un loco sin remedio apenas

que ha de escribirte este poema

si no se quiere morir.

Venga morena mía,

ayúdame con el manto negro que llevas por cabello

no solo a vivir

sino también a jamás morir.

Aparta de mi este tormento

que cesará para siempre

cuando tu beso fresco

se aposente en mis labios

y eternamente me haga reír,

me haga vibrar,

me haga sentir,

me haga,

al fin,

feliz.

A Elena por su Luz.

Darío Méndez.

Lunar.

Tienes un lunar,

Cielo lindo,

junto a los dos versos que forman tus labios,

que me hacen temblar de pasión

partiéndome en dos,

en tres,

un millón,

en partes inigualables

porque ya siento en tus ojos tu amor por mi,

un poeta dedicado exclusivamente

a versar para ti,

pues puede la poesía irse de mi

que yo lo único que quiero

es estar junto a ti

y ser contigo para siempre

un único,

un solo…

Darío Méndez.

Vida.

Bienvenida a mi hogar,

Hermosa entre las Hermosas,

Hace tiempo que te espero,

No tengo ni una limosma.

Mas sé que no te importa,

A mi tampoco,

Somos dos viejos amigos,

Confianza hay de sobra.

Solo necesitas el permiso de Dios,

Pero no moriré a guaña

Si no lleno,

Repleto de Amor.

Tan solo guiñaras un ojo

Y mi vida acabarár

Tan solo con tu mirada

Que de frente miraré,

Veré,

Dios su mano me tenderá,

Me acariciará el rostro

Y podré,

Al fin,

Ver la auténtica,

La verdadera,

Verdad.

Gracias,

Compañera de mi tránsito,

Ven a mi si Dios lo quiere

Porque ante todo

Y sobre todo,

Está su Gran Voluntad.

Su Su Voluntad es mantenerme con vida,

Más vale que te alejes ya,

Pues larga vida me espera,

La eterna vida de la inmortalidad.

A Dios.

Tu siervo,

Tu hijo,

Darío.

Vida.

Bienvenida a mi hogar,

Hermosa entre las Hermosas,

Hace tiempo que te espero,

No tengo ni una limosma.

Mas sé que no te importa,

A mi tampoco,

Somos dos viejos amigos,

Confianza hay de sobra.

Solo necesitas el permiso de Dios,

Pero no moriré a guaña

Si no lleno,

Repleto de Amor.

Tan solo guiñaras un ojo

Y mi vida acabarár

Tan solo con tu mirada

Que de frente miraré,

Veré,

Dios su mano me tenderá,

Me acariciará el rostro

Y podré,

Al fin,

Ver la auténtica,

La verdadera,

Verdad.

Gracias,

Compañera de mi tránsito,

Ven a mi si Dios lo quiere

Porque ante todo

Y sobre todo,

Está su Gran Voluntad.

Su Su Voluntad es mantenerme con vida,

Más vale que te alejes ya,

Pues larga vida me espera,

La eterna vida de la inmortalidad.

A Dios.

Tu siervo,

Tu hijo,

Darío.