Nº I Tamara
Cuanta tristeza y cuanta soledad
hay esta noche desparramadas como ceniza sobre mi pecho
que todo lo inundan con su pálida y azul oscuridad
vertida desde el cielo nocturno
a este profundo mar, a este vasto océano que habito
taciturno, enloquecido y maldito.
Y si fueran estos los últimos versos que escribo,
no podría contener ni por un segundo mas
todas las lágrimas que tiemblan enmarañadas en mi piel
queriendo abalanzarse desbocadas
desde estos ojos ya cansados
al vacío que a mis pies se abre.
Y cada lágrima seria una palabra,
y cada palabra cientos de ellas,
cientos de pedazos del alma,
que rota se desgrana
en la flor misma de la vida
quebrada por el dolor
y por Su ausencia.
Pero ni son estos los últimos versos que escribo,
ni es esta la ultima noche
a la que sobrevivo aquí en la tierra.
Y hay dentro de mi emociones
que permanecen aun en estado salvaje
latiendo innumerables
como las gotas
de lluvia gélida
que el invierno precipita
en el fragor del trueno
sobre las calles desiertas
y los corazones solitarios.
Nº I I Fatima
Cuando en la sonrisa en la que nos descubrimos a veces,
como víctimas cómplices del mismo sádico juego,
nos rehuimos con la mirada
sin querer apartar los ojos
de los ojos del otro
y sin decirnos ni una sola palabra
nos lo decimos todo…
¿qué nos queda ya?
¿ahogar en un suspiro el ímpetu?
¿creernos locos?
¿o abalanzarnos desbocados sobre nosotros
como si no hubiese mañana y nada mas importase
abandonandonos a los más básicos instintos?
Nº III Carlota
De tu memoria,
ya solo queda el recuerdo,
– difuminándose. borrándose poco a poco, aunque nunca del todo –
de tu tristeza lánguida,
y de tu alegría,
todavía inocente,
la que brillaba en tus ojos siempre
como el primer día en que los vi…
y que vuelve a mi,
aun ahora,
con inusitada viveza,
– dejando extrañeza, frustración,desconcierto –
con en el sonido de las olas al romper,
y en el lejano canto de los pájaros
de un atardecer cualquiera,
en el entre cerrarse de mis párpados
y en los rayos de Sol que apenas los atraviesan.
Nº IV Carla
No puedo apartarte ni un solo minuto de mi cabeza,
de repente te pienso y ya nada en el mundo tiene verdadera importancia…
apareces entonces, a lo lejos,
avanzando con paso ligero entre la multitud
y llenándolo todo de luz a tu alrededor…
y cuando por fin llegas a mi,
y me miras, y me sonríes, y me hablas,
todas las palabras que no me atrevo a decirte
se atascan en mi lengua y pierden su significado…
convirtiendo en silencio esa maldita inocencia que no me deja pensar, ni hacer, ni mentir…
hasta que te vas, y se va el niño que habita dentro de mi corriendo a buscarte…
porque no quiere estar triste, porque no quiere estar solo…
Nº V Alba
A ti pequeña,
a ti te busco en estos
y en todos los versos que escribo,
como un loco, esclavo de si mismo…
a ti pequeña,
al amor que dejamos preso
de todas las palabras que no nos atrevimos a decirnos entonces,
escondido ahora, en algún lugar de nuestros marchitos corazones…
a ti pequeña,
por reinos imaginarios
de cuentos de princesas
y de príncipes azules…
que crecieron demasiado aprisa
como para ser niños por mas tiempo
del que ya se les llevo la vida por delante mientras dormían,
y soñaban, y soñaban…
Saul Pushkin.