TRAC:
Moncho Pardo: guitarra, voz
Luis Molina: bajo, voz
Berto Morán: batería, guitarra acústica, voz
SET LIST:
Riffs Led Zeppelin
Kashmir
Any fule kno that
Heartbreaker
You keep on moving
Inmigrant song
Maybe I´m a Leo
Black dog
Love child
Lazy
Soldier of fortune
Babe I´m gonna leave you
Starway to heaven
Nobody´s fault but mine
Whole lotta love
Black night
What is and what should never be
Perfect strangers
Riffs Deep purple
Highway star
Smoke on the water
El viernes pasado tuve ocasión de asistir en Garufa Club al tributo a Led Zeppelin y Deep Purple, dos de mis bandas favoritas, que hizo la banda coruñesa Trac. Me parecía una apuesta arriesgadísima y por eso mismo, por el grado de dificultad, me interesaba verla. Ya había visto a los Trac anteriormente, y si bien no me parecieron para echar cohetes, tampoco me disgustaron. Siento un profundo respeto por todo aquél que tiene la valentía de subirse a un escenario. El problema es que si eliges versionar a dos bandas con unas señas de identidad muy potentes y específicas, como es el caso de los contrarritmos de batería en los Zeppelin, la sección de teclados de los Purple y la voz en falsete en ambos, esas señas deberían estar presentes en sus versiones, por muy libres que sean. Y brillaron por su ausencia. Lo cual, unido a una muy discreta ejecución instrumental y vocal, deslució el tributo, en mi modesta opinión.No empezó mal la cosa, los Trac comenzaron con una serie de riffs famosos de los Led Zeppelin, como el de “Dazed and confused”, para enlazar con cierta soltura con “Kashmir”. Me andaba en la cabeza cómo iban a ser capaces de soportar el desafío vocal durante los dieciocho temas que anunciaba el programa, duda resuelta en cuanto Berto Morán, el batería, se arrancó a cantar en un tono completamente bajo que le quitaba toda la gracia al asunto. Más de lo mismo en los siguientes temas y una mejora del asunto en “Inmigrant song”. Para entonces Moncho y Luis se estaban ocupando ya de la parte cantada. De las tres voces, la del guitarra era la más adecuada para el repertorio. Parecía que la cosa se iba manteniendo cuando atacaron una versión medio fox-trot y totalmente desafortunada de “Black dog”. Y no fue a mejor con las versiones de Deep Purple. Con “Soldier of fortune” comenzaron un set acústico compuesto por la ya citada, un medianamente correcto “Babe I´m gonna leave you” y “Starway to heaven”, que fue destrozada sin compasión: se comieron compases, fallaron notas en el solo de guitarra, el batería casi no llega a tiempo para incorporarse a los platos (tocaba la acústica)… he de decir que hace un par de años vi a la banda tributo de los Zeppelin Letz Zep en el Playa Club y tampoco salieron airosos de la prueba de Starway to heaven, así que…Continuaron con “Whole lotta love” y no iban del todo mal, de hecho el solo de platillos de la batería sonó más que correcto, pero se cargaron la entrada del solo de guitarra, lo mejor del tema, al entrar con retraso. Para entonces yo ya había perdido toda esperanza y solo quería irme a mi casa, pero hete aquí que el dios de rock aprieta pero no ahoga, e hicieron una versión de “Black night” más que decente, bajada vocálica a medios tonos incluida, que yo estaba conteniendo la respiración y todo, tan nerviosa como si tuviera que cantarlo yo misma. Junto con “Inmigrant song” fue el tema que más me gustó. Tras un par de temas más, hicieron un recopilatorio de riffs de los Purple, en el que destacó “Child in time”. Cerraron con la medianamente correcta “Highway star” y bisaron con “Smoke on the water”. El público, una media entrada entre la que predominaba una media de edad de cuarenta y muchos, no pareció darse cuenta de los errores de ejecución y coreó, jaleó y bailó hasta la extenuación. La acústica no estuvo mal, de hecho creo que fue lo mejor de la noche. Resumiendo: a lo mejor no era su noche, pero está clao que los TRAC se metieron en un jardín prohibido y complicado, lo cual es una lástima porque con sus versiones de Los Beatles y otros grupos de los sesenta y setenta habrían triunfado, sin lugar a dudas. Otra vez será, que hay más días que longanizas.
Texto por Ana Vázquez Villareal.
Foto por Gabriel Rosón.