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Xurxo Mares

Es curioso como la música con su gran poder evocador puede llevarnos en un viaje relámpago a otra época. ¿Existe el tiempo realmente?

Recuerdo la música que lanzaban al aire las viejas radios de lámparas y de enorme caja de madera barnizada. Se podía escuchar a Raúl Matas y su “Discomanía”: ¡Qué duelos entre el Dúo Dinámico y Los Platter’s! Alberto Oliveras ponía la nota humana de las misiones imposibles, posibles gracias a la generosidad de los oyentes porque: “Ustedes son formidables”. Pepe Iglesias “El Zorro” hacía reir a todos y Matilde, Perico y Periquín querían ser una familia de entonces con las trastadas de Periquín que siempre acababa escapando de las zurras de papá.

La velada familiar transcurría alrededor de la radio a falta de televisor que echarse a la cara. Claro que así mamá podía zurcir los infinitos calcetines a los que siempre se les acababa por asomar el dedo gordo. En todas las cestas de costura había un huevo de zurcir, de piedra o de madera, que facilitaba la tarea y, a veces, servía de rápido proyectil para poner orden en algún entuerto.

Papá limpiaba la boquilla preguntándose alarmado cómo tendría los pulmones si aquellos papeles salían así de sucios por tan solo cinco pitillos.Y es que aquellos “Ideales”… Con qué admiración observaba yo las manos que liaban el pitillo con un ritual bien aprendido. La mirada orgullosa y satisfecha de mi padre mientras acariciaba con la lengua el borde del papel de fumar y cerraba el cigarrillo no se me olvidará jamás.

Las veladas familiares alrededor de la radio terminaban pronto y la ropa de la cama estaba helada. Casi me abrasaba las manos con la bolsa de agua caliente pero a veces se enfriaba antes de que me durmiera y daba mucha rabia. Recuerdo un artilugio llamado “caneco”. Era un cilindro cerámico a modo de termo de hoy día que se enchufaba a la corriente y se introducía en la cama ya desenchufado conservando mucho tiempo el calor. Se podía dormir sin otro inconveniente que el tener un intruso en la cama al que se le daba una patada entre sueños cuando se hacía notar. También había la manta eléctrica pero eso era para sibaritas y peligrosa si te quedabas dormido con ella enchufada.

Ya en la cama se seguía con la radio pero era la radio de galena: una caja de puros era el chasis, un condensador variable, una pila de 9V, una piedra de mineral de galena, cable, conectores, auriculares, la antena era el metálico de la cama y la toma de tierra una cañería del agua. Lo curioso era que sonaba.

https://www.youtube.com/watch?v=SKhZdYUnMrw