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Psique. (Primera parte)

La suciedad empaña los cristales de mi alma,mientras que en mi interior retozan peces de colores que luchan por sobrevivir,respirar y huir de su presa.
Tengo pánico del ser humano,de su libertad y de su independencia,de sus costumbres y de su forma de hablar en compañía de los desconocidos.
Tal vez soy un animal disfrazado de hombre,la serpiente que simboliza lo demoníaco.Demonio,envidiado y temido a la vez,amigo de las putrefacciones y de la desdicha.Simpático,pero cruel.Grotesco,pero bello como un diamante.Todo esto pensando que existe,que vive entre nosotros quizás envuelto en piel de sapo o de leopardo.
Amigo fiel,no me dejes ahora que te necesito.Vente conmigo al café de la esquina,sin miedo a bucear en la alegría hecha artificial,sin resentimientos ni celos porque te puedan robar a tu rubia,flaca y elegante como libélula en vuelo.Como una Diosa que juega a las muñecas creando su propio ataúd.

Ocupa el mejor asiento,el de un fakir envenenado con su propia ira,sin saber que a sus pies hay clavados dos hierros oxidados y rancios.Acostúmbrate a apreciar mi belleza disfrazada de psicosis,mi desprecio camuflado en sinsabor,mi pleito contra los tribunales del cielo,eterno,es mentira.No me gusta decir la verdad,porque una verdad es símbolo de lo exacto.

A mi siempre me ha gustado lo inacabado,,lo imperfecto,las desviaciones de conducta que nos hacen difíciles de digerir siempre que tengamos suficiente apetito como para engullirnos nuestro propio cerebro,lejos de lo real y de lo establecido por ley.

Darío Méndez.

 

Psique (segunda parte)

Las moscas no paran de mordisquear mi piel.
¿Por qué razón?
No estoy muerto.Bueno,no lo tengo muy claro,pero creo que no estoy muerto.
Es triste pararse a pensar que empezamos a pudrirnos desde el preciso momento en que damos nuestra primera bocanada de aire,o de humo pesado,según donde nos toque la lotería de la existencia.

¿Por qué es tan difícil si en teoría estamos programados para ello?¿Por qué no entiendo al ser humano?¿Tengo que cargar con esta culpa el resto de mi vida?

Me niego.

Las flores se han marchitado y a tu balcón ya ha llegado el desconsuelo y la desidia.

No quiero sobrevivir a base de coartadas imposibles de creer,leyendo libros neutrales y levantándome cada mañana pensando que todavía quedan veinticuatro horas para volverme a despertar.
Aunque la vida es complicadamente parecida a un sueño,los sueños son más intensos,más pasionales y enormemente más emocionantes que la vida en si.

Me pregunto si los locos se pasan gran parte del día soñando con laberintos imposibles.Lo daría todo por librarles de esa pesadilla y abrirles un camino nuevo y original que les llevase al oasis del entusiasmo.

Estudiarlos caso por caso para explorar sus complejas mentes en busca del verdadero tesoro perdido que es la lucidez,lo diáfano de la psique animal.

Darío Méndez.