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Siete leguas submarinas, el hombre en busca de la ruta de la plata soñando con un libro abierto en su memoria. Toca el piano un monstruo de dos cabezas, juega con míster Hide un aburrido y redomado Jekill.

“Allá afuera el ruido de los coches turban nuestros sueños, nuestra concentración se desvanece. Más violencia barata en las calles que me amamantan. Veré que puedo hacer para salvarme”

Era el lamento de un niño que nunca supo ser lo que los demás esperaban de él, una burbuja frenética de intimidad, un mundo imaginario, una vida amoldada por la necesidad.

Y el retrato de Dorian alcanzó la metamorfosis justo cuando la poesía se acostó con él. Cuando la niebla de su filosofía estéril comenzó a disiparse, nació una criatura completamente distinta. Justificadamente antisocial, deliberadamente extraño siguiendo su camino.

Y puso la primera piedra,
Y escribió su primer verso.

 

Esta mañana me movía muy rápido, siguiendo el instinto del deseo. Yo era el caballero de los cuentos y tú la princesa que todos pretenden. Idílica fábula en la penumbra.

Ahora mis neuronas van tan lentas como la razón que nos demora. Me marcho tras mi duelo hacia tierras bastardas. Todavía queda algo por celebrar, en algún lugar.

Como un camaleón enamorado del millón de formas que su espejo delata, como una bocanada de humo calándose en los huesos de la almohada abandonada… Lo sangraré todo.

El borracho de medianoche se alía con el sol.
Las figuras deformes han asesinado al amor.
El borracho de medianoche ha vomitado su felicidad.

He sido demasiado amable en el frondoso baile de las pasiones desbocadas, la debilidad de la luna derritiéndose sobre el mar. Todavía sigo vivo en esta orgía estéril, todavía le canto al amor.

Nunca he tenido la menor intención de dejar de bailar, lo estoy pagando caro. Nunca he tenido la intención de dejar de escribir, no lo vi venir.

TE VERÉ EN EL RECUERDO

DONDE MUEREN LOS CUERPOS

 

El hombre de la guadaña ha salido por la mañana temprano, busca comprensión. No es tan fiero, ni tan terrible; tan sólo se dedica a hacer el trabajo sucio que nadie quiere hacer. Yo, Que quieren que les diga… Lo respeto.

En los asilos, en los hospitales, en las calles frías, en la madrugada, en cualquier esquina acepta a regañadientes su trabajo. Yo me lo cruzo a menudo, le guiño el ojo y le sonrío. Él me devuelve la sonrisa y pasa de largo.

Sé que algún día, al final de esta historia me iré con él y sinceramente, no me lo tomo con ese dramatismo que tal vez debiera. Sencillamente sigo mi camino hasta donde el hombre de la guadaña me permita.

No he recorrido todo este trayecto para llorar por algo que estaba anunciado ya desde un principio, Si me marcho, será en silencio. Nadie lo notará, nadie tendrá tiempo a consolarme, ni a despedirse con mentiras rancias.

“Era un buen tío” ” Siempre se van los mejores”
Eso dirán mis enemigos, dándole el pésame a mi familia.
Mientras, yo me lo pasaré genial haciendo chistes de mal gusto con el hombre de la guadaña. En el oscuro reino donde nadie me juzgará.

Pero basta ya de adelantarse a los acontecimientos. Hoy he visto otra vez la luz del día. Será por algo.

Y salgo otra vez a la calle,
Y sigo alegre mi camino,
Y canto,
Y río,
Y sueño.

El hombre de la guadaña sigue pasando de largo

 

En la inocencia se esconde el asesino. su piel, aparentemente hermosa, no engaña ya a nadie. El monstruo que se oculta en su interior, sólo aflora cuando su teléfono deja de sonar, en la más cruda de sus soledades.

A lo largo de mi viaje me he topado con monstruos, demonios fraudulentos de amables sonrisas. Sin embargo, también me he cruzado con gente buena. Almas tranquilas que ríen de verdad. Sin esconder nada tras sus sombras.

Me quedaré con ellos, me rodearé de esta gente buena. Y así me pondré a salvo de las mentiras y las balas de los asesinos.
Gente tóxica, gente nociva que jamás preguntan como estás. Sólo piden y piden, aprobechándose de tú generosidad.

Y así, de este modo, cambiaré mi historia. Porque rodeado de armonía estaré vacunado contra la enfermedad del odio y el francotirador nunca me tendrá en su punto de mira.

 

Nada mejor que improvisar conspiraciones, construyendo un gran templo de papel. Ahora me siento tan transgresor, tan alternativo! Que creo que voy a comenzar a presuponer.

Me siento más sabio así… No sé, diferente. Por lo tanto, me decanto por obviar la realidad que me afecta a mi también.
Porque mezclar política con humanidad es lo que me hace vivir.

Soy el explorador de palabras, el gran hombre de paz que guarda un hacha bajo su almohada. Y no flaquearé jamás.
Cuando pueda promulgar dogmas a boleo, sin duda lo haré. Porque soy extraordinariamente inteligente, distinto a los demás.

Y no trates de convencerme de la verdad, de que esa gran curva a la izquierda se haya pasado de frenada.

Porque yo sé que muchísimo más que los servicios de inteligencia, debéis escucharme a mi. El hombre de la burbuja de oro,. El que se controla todas y cada una de las conspiraciones que sufrimos.

MARCOS BLANCO VILLAVERDE.

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