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No, no tenía la gran facha. Tampoco la gran voz. Se movía de forma espasmódica como si le estuviera dando un ataque epiléptico. Y, sin embargo, Joe Cocker supo hacerse un hueco en la historia del rock lo suficientemente grande como para que la crítica musical en pleno le dedique unas líneas de homenaje con motivo de su muerte. La gran revelación de Woodstock nos dejaba ayer a consecuencia de un cáncer de pulmón, tras una vida llena de excesos y adicciones varias. El cantante de Sheffield comenzó su carrera en 1964 formando parte de bandas como “The Avengers”, “Big blues” o “The Grease Band” y actualmente continuaba en activo. De hecho, tenía pensado sacar disco en 2015. Ya no podrá ser.

El hombre de la voz rota no deja un gran legado de producción propia, a pesar de sus cuarenta y seis álbumes, que se dice pronto. De hecho, creo que pasará a la historia por haber sido uno de los mejores versionadores de temas de otros. Inolvidable aquel “With a little help from my friends” en versión soul repleto de cadencias rítmicas y coros femeninos. Genial su adaptación de “Summer in the city”, para mi gusto muy superior a la ratonera original. En los ochenta renació de sus cenizas, tras superar sus problemas con las drogas y el alcohol, con “Up where be belong”, el meloso tema central de la banda sonora de “Oficial y caballero”, que le reportó un Oscar, y, a partir de ahí, no hubo quien lo parase: la preciosa y conmovedora “You are so beautiful”, la dramática “Unchain my heart” (nuevamente superior a la original) y, sobre todo, el tema que hizo a muchas mujeres aspirantes a streapers aficionadas: “You can leave your hat on”, que acompañaba al magnífico desnudo de Kim Basinger en “Nueve semanas y media”. En 1991 un disco sobreproducido por Jeff Lynne, “Night calls”, volvió a colocarlo en lo más alto de las listas.

En fin, otra leyenda que se nos va. Ya empiezan a ser demasiadas.

 

Ana Vázquez Villareal.