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Desde hace años el ilustre guitarrista, productor y principal compositor de Led Zeppelin se encuentra inmerso en la labor de recuperación de material inédito y puesta al día del sonido de su obra al frente de la banda que le aupó a la gloria. Por fin el martes tres de junio, pasado mañana, llegará a las tiendas la primera tanda resultante de tal ingente labor. Los muy numerosos fans del grupo volverán a tener ante sus ojos los tres primeros discos, Led Zeppelin I, II y III, convenientemente revisados, lujosamente empaquetados y ampliados diciendo cómprame. Preparen pues los maltrechos bolsillos. Eso sí, como suele suceder en estos casos podrán elegir entre varias ediciones, doble Cd, vinilo doble o triple según el caso, deluxe-edition y descarga digital.
¿Cuál es el resultado de esta inmersión en el baúl de los recuerdos del legendario guitarrista? Pues apetecible, la verdad. Los discos de Led Zeppelin, a diferencia del caso de los Beatles, ya habían sufrido la pertinente remasterización en el año 92 aunque se habían editado con el track-list original sin ningún añadido, solo el directo “The Song Remains the Same” volvió a ver la luz en el 2007 esa vez conteniendo el concierto completo. Sobre la calidad de los tres trabajos que ahora se reeditan no parece muy necesario hacer comentario alguno, cada seguidor supongo que tendrá sus favoritos, en mi caso, siempre he tenido especial debilidad por el tercero, pero sí vamos a repasar que es lo que de nuevo se nos ofrece.
El primer disco nos llega con un sonido apreciablemente enriquecido y brillante y sobre todo con el añadido de un concierto grabado en el Olympia de París en Octubre de 1969 donde la banda desgrana con contundencia el repertorio de sus dos primeras grabaciones.
El segundo nos propone nuevas mezclas de varios de los temas del disco original y, esta vez sí, un tema inédito titulado “la-la”, una jam instrumental de poco más de cuatro minutos con una espectacular guitarra de Page.

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Nos queda el tercero y último de esta primera tanda con curiosidades como una toma instrumental de “Friends” , una primera toma de “Since i’ve been loving you”, un par de instrumentales más, un “That´s the way” con dulcimer incorporado que desapareció en la grabación definitiva y un medley con “Key to the highway/ trouble in mind” en clave acústica con Plant dejándose la laringe en el estudio.
Y esto es lo que hay, el sonido es espectacular y el buen rato para seguidores y nostálgicos está asegurado. A estos es a los que este tipo de ediciones están dirigidas, las discográficas han encontrado un filón para paliar sus pérdidas editando discos que tienen más que amortizados y dirigidas a un público de nivel de consumo medio-alto con lo que los réditos están asegurados sin tener que arriesgar en nuevos talentos. El resultado, como en este caso, es goloso y el sufrido consumidor compra una y otra vez el mismo disco que se va ampliando como si tuviera vida propia. Cuando compré por primera vez el fabuloso “Live at Leeds” de los Who tenía seis canciones, la segunda la cosa había crecido a hasta las catorce, la tercera ya tenía treinta y tres y la última sesenta y cuatro. Imagínense que cada vez que fueran a releer Cien años de Soledad te encontraras con que la novela había medrado en dos o tres capítulos, ¡cosas del diablo! Cosas de la industria.

page4jun14 Pablo Iglesias Turrion. Profesor de Ciencia Politica de la UCM.

POSDATA: Esta semana mientras preparaba varios de los artículos que irán apareciendo en esta sección me he visto sorprendido por la monumental polvareda que han levantado los resultados de las elecciones europeas. Nunca desde los oscuros tiempos de la dictadura había oído tal cantidad de insultos y descalificaciones centrados en una persona como consecuencia de su actividad política. No me une vínculo alguno con el señor Pablo Iglesias, doctor en Derecho, licenciado en Políticas con premio extraordinario de carrera y autor de una treintena de publicaciones algunas sobre cine muy interesantes que tuve la oportunidad de leer hace años. El nivel de histerismo alcanzado por una clase política apesebrada, imputada cuando no condenada en casos de corrupción, obviamente incompetente a juzgar por los resultados y advertida por todo tipo de organismos y asociaciones, como en el caso de Cáritas, del nivel de pobreza en que han sumido al país es de los que hacen historia. El miedo es libre y el resultado del ascenso de cualquier alternativa que haga peligrar su cómoda existencia es evidente. Como me decía el otro día mi buen amigo Antonio, a tenor de la reacción suscitada en vez de llamarse “Podemos” tenían que haberse llamado “Jodemos”.
Jose Tribeca.

Fotos Internet (2ª foto por Ross Halfin).