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JANITAPC
Hace un par de años, fui cuadro del PCG como responsable del área feminista en Coruña.
Presa de una muy loca extravagancia, y justo después de aquellos ya muy preocupantes resultados de las elecciones andaluzas, donde vox nos dio el primer sustito, cometí la torpeza de proponer la organización de una marcha antifascista. No se apoyó la propuesta. “No es el momento” o “no es buena idea darles publicidad” fueron los argumentos más usados. La locura de soltar algo así en el seno de un espacio que otrora yo identificaba con el antifranquismo supuso el comienzo de una suerte de acoso o, quizá, de una más sutil forma de aislamiento interno que me llevó a dejarlo todo, decepcionada y muy deprimida. No le importó a nadie.
Luego llegaron los 52 nazis al Congreso.
No seré yo la que diga que mis estrategias y métodos, brutos y demasiado vehementes, sean los más acertados. Pero lo que sí tengo claro es que siempre es mejor hacer y equivocarse que quedarse quieto.
Esta semana, la lucha antifascista griega ha conseguido mandar a la cárcel a Amanecer Dorado, mientras aquí escuchamos a Ayuso calcar el discurso racista de vox ante un presidente del gobierno que ni pestañeaba. La izquierda institucionalizada todavia no asume que tenemos un problema, porque forma parte de él.
Copio y pego:
“Antes he mencionado a Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (UCFR). Iniciamos este movimiento en 2010, para hacer frente al partido fascista trajeado, Plataforma per Catalunya (PxC), que entonces crecía sin freno. En ese momento, algunas personas nos dijeron que, al nombrarlos en cientos de miles de octavillas y pegatinas, señalándolos como fascistas, les hacíamos un favor, les dábamos publicidad. En realidad, tras brevemente mofarse de UCFR, la dirección de PxC llegó a odiarnos, culpándonos de las derrotas electorales que empezaron poco después.”
Y éste, señoros, es el camino para hacer cosas. Luego se preguntarán el porqué del ostracismo en que va cayendo el Partido Comunista.
Me llamarán, por ésto, ay, traidora, y no sé qué otros símiles militaroides.
Por supuesto, no me importa.
A currar.