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El morreo más famoso de la historia.
Todas las fotos son propiedad de Fata Morgana
Kreuzberg, o el barrio turco, le tocó en suerte a los americanos en el reparto de la tarta berlinesa. Colindante con Mitte, se fusionó con Friedrichshain en 2001. Es en éste último donde está situada la parte grafiteada del Muro o, lo que es lo mismo, la East Side Gallery.
Para llegar a la East Side Gallery podemos coger el metro o bien ir andando. Desde la Alexanderplatz hay unos dos kilómetros. Lo ideal es adentrarse en el barrio de Kreuzberg y matar dos pájaros de un tiro. Por supuesto, la visita a la East Side Gallery es absolutamente gratuita.
Como supongo que ya sabréis la historia del Muro de Berlín, que dividió durante veintiocho años la ciudad haciéndola pertenecer a países distintos, la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana, no me extenderé mucho más. El muro se construyó en una sola noche. Sí, han leído bien. Concretamente, la del 12 al 13 de Agosto de 1961, para preservar a la Alemania comunista del peligroso ataque del fascismo y de la economía capitalista. Cayó en noviembre de 1989. De sus ciento y pico kilómetros, poco más de dos quedan en pie, repartidos en tres tramos.
 
Lo primero que llama la atención es el sitio tan inhóspito donde está situada la East Side: en una especie de polígono industrial presidido por un edificio coronado por la estrella de la Mercedes. Hay un auditorio enorme, el Berlin Arena, y al otro lado el río, con una explanada verde para el esparcimiento y algunos chiringuitos.
 
El cacho muro tiene una longitud de casi dos kilómetros y está cambiando consantemente. De hecho, encontré notables diferencias en año y medio. La primera, que la mayoría de los grafitis “históricos”, entre ellos éste que preside mi entrada, están separados del público por una valla metálica. Imagino que para impedir toqueteos. Juzguen:
Marzo de 2015
Septiembre de 2016
 
Al comienzo de la East Side hay una garita donde comprar souvenires varios, guías, etc. Y ahí empieza el fascinante recorrido. Ésta última vez incluso tuvimos la suerte de ver a artistas trabajando “in situ”. Porque, segunda diferencia, hay grafitis nuevos.
Llegada a la East Side Gallery
Empezamos bien: puño en alto
 
 
 
 
 
 
Grafiti nuevo en la East Side Gallery
 
 
Al otro lado del muro, el que da al río, no hay grafitis. Ahora en agosto había una exposición fotográfica sobre la guerra de Siria titulada “War on wall” que ponía los pelos de punta, he aqui la tercera diferencia. Una idea excelente, puesto que estaba totalmente desaprovechado. Os dejo algunas imágenes:
 
 
 
 
 
 
Por cierto, los refugiados sirios están alojados en los hangares del antiguo aeropuerto de Hitler, una explanada gigantesca semirreconvertida en espacio de ocio.
 
Aunque el entorno de la East Side Gallery por un lado no es agradable, la cosa cambia al otro lado del muro;
 
 
Del Muro a Kreuzberg hay un par de kilómetros escasos. Nosotros decidimos volver a Mitte andando y patearnos todo el barrio. La caminata total son unos cinco kilómetros. Kreuzberg es un barrio joven, lleno de casas de poca altura y de bares, sobre todo muchos bares. Muchos de los clubes míticos de música en directo de Berlín están aquí. Ojo al dato: los conciertos son a las siete de la tarde, imposible para mí, que la considero la hora del chocolate con churros. La hora de cierre, sabe Dios… aquí hay marcha toda la noche para aburrir. Sólo un defectillo: tienen una querencia por la música electrónica que yo no comparto. Si tenéis oportunidad, tomaos una cerveza en Der Visiönare, antigua caseta de botes rehabilitada como antro de copas. Y no os preocupéis por la fumeta: está permitido en todos los bares nocturnos.
 
Fans de Michael Jackson los hay en todas partes, vaya…
¿Qué ver en Kreuzberg? Pues aparte del pintoresquismo del barrio, el Museo Judío. ¿Merece la pena? Para mí no. Fue una tarde perdida. No se esperen horrores, el museo recopila las principales características de la cultura judía. Yo me quedo con esto:
Textos en ladino en el Museo Judío
Grabados medievales que reproducen las burradas que se adjudicaban a los semitas
 
Si os quedan tiempo y fuerzas, siempre podéis hacer una visita a la avenida de Karl Marx y haceros una idea de cómo se vivía en la Alemania comunista. Está al lado de la Alexanderplatz.