Formulario de acceso protexido por Login Lockdown

Sabes quién soy de verdad,
sabes lo que tengo para dar,
conoces el cielo de mi boca
y sabes que es verdad.

Eres generosa en tu mirada
que me lanza hacia una tempestad
que todo mi cuerpo humedece,
cubriéndome de un placer llamado inmortalidad.

Porque yo un día moriré,
pero la eternidad será una conmigo,
y contigo,
si a tu lado me permites caminar.

No conozco mejor sueño
que todo tu ser contemplar.

No conozco mayor libertad
que la que tu sonrisa me da.

No conozco mejor beso
que el que sé que un día me darás.

No conozco mayor clímax
que el que juntos haremos realidad.

Tus ojos guardan un misterio
que quiero conocer hasta el final,
sabiendo que no hay final posible,
pues jamás me cansaré de ese misterio
y moriré queriendo descubrirlo
siendo un ignorante loco por saber.

Al verte me vuelvo niño,
adolescente,
adulto y anciano ala vez,
pues en el deslizarte de tu cuerpo
caminas por toda mi vida
y la pones del revés.

Y yo paso de anciano a adulto,
de adulto a adolescente
y de adolescente a niño otra vez.

Y eso es lo que a tu lado soy
y siempre he querido ser.

Un niño enamorado de una niña
dispuesto a soñar despierto,
pues esa niña es tan hermosa que,
aún siendo un niño,
ya sabe lo que es amar,
ya conoce la atrayente feminidad,
ya conoce toda su vida
al lado de esa niña por toda la eternidad.

Nunca he dejado de ser niño.

Un niño que supo pronto
de los campos fértiles de la vida.

Un niño curioso hasta la saciedad.
Un niño valiente cuando se trata de amar.

Un niño loco,
pero loco por ti.

Un niño adolescente,adulto y anciano que,
con esperanza,
con fe,
con ilusión,
siempre esperó la sentencia final.

Una sentencia que dice,
en honor a la justicia
y por ende a la verdad,
que mi cielo no existe
si tú no existes también.

Que mi vida nada tiene
si tú no nombras el por qué.

Que mis labios nada dicen
si no es para nombrate,
si no son para besarte,
si no son para cerrarse
en el silencio que compartiremos
cuando todo se haga realidad.

Podría seguir escribiendo horas,
días,
meses,
años,
todo un milenio quizás.
Y gustosamente lo haría
si no fuera porque temo
morir escribiendo este poema
y no lograr lo que quiero,
que es alcanzar tu morada,
sonreírte,
saludarte,
mirarte,
hacerte reír,
hacerte feliz,
hacerte soñar,
hacerte vivir
y nunca hacerte morir
salvo que la muerte te alcance
y te lleve de mi lado
en la vida terrenal.
Pues puedes estar segura
que te alcanzaré cuando de ella partas.
Te volveré a coger de la mano y te llevaré,
entonces si,
a un lugar que sé que existe.

Un lugar sagrado que he visto.

Sagrado como tu corazón.
Sagrado como tu alma.
Sagrado como tu espíritu.
Sagrado como tu mente.

Sagrado como tu cuerpo.

Cuando te ví allí,
supe que eras tú.

Supe que mis días estaban contados
si no escribía este poema
que solo tú puedes poseer.

Guarda el poema.
Guárdame a mí en el poema.

Guárdame en tu corazón.

Guárdame en todo tu ser.

Darío Méndez.