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¿Quién cree que la homosexualidad es un error genético? ¿Qué hacen los gobiernos con las armas nucleares?¿Por qué se suceden todos estos fenómenos naturales que causan tantos muertos y miserias?¿Qué respuestas se están dando a Siria, Irak, Afganistán,el Sahara Occidental, Palestina, Filipinas y otros tantos…?¿En cuántos países las mujeres y los homosexuales tienen menguados sus derechos?¿Quién se acuerda de Etiopía, Líbano, Somalia o Irak?¿Por qué sigue habiendo explotación infantil? ¿Qué ocurre con el maltrato doméstico?¿Qué causas mueven a los piratas africanos?… Y la más importante ¿En base a qué intereses se organiza el planeta?

La identidad es lo único que no se compra, ya lo explica Baudrillard en “La posmodernidad explicada a los niños”; los niños de Baudrillard no existen en el mercado, porque son los únicos que han conseguido librarse de la dictadura posmoderna: frikis quizá de humanidad defectuosa; cargada de datos reales. No esos frikis estéticos, que se han convertido en modelos de Star Wars, nada que ver con los yankies, que acaban de aprobar la mínima cobertura sanitaria y sólo a los más necesitados.. y la pregunta es: ¿hacia dónde miramos para querer tener esa idea del progreso? Desde luego a la propiedad privada no. La vida, la salud, la educación y poder intercomunicarse no pueden ser un negocio.

El sistema económico y publicitario se encarga de despistar a los jóvenes, y no tan jóvenes, de sus verdaderos intereses, sino por qué hay tanta obesidad infantil, tanta anorexia, bulimia … Y bucean, sin embargo cómodamente en la gran mentira del lamento, que es vestirse de grunch, emo, heavies pokeros, lolitas, punkies… Llenarse de tatoos y piercings no es contracultura, sino puro marketing y movimientos sin contenido ideológico y con mucho contenido comercial.

El cambio real no tiene nada que ver con la estética punk, ni con la de Wharhol, ni con el Pop Art y menos con teñirse el pelo de colores o llevar cagados. Tampoco con pertenecer a una mercatribu-urbana de moda o de turno alguna. La contracultura, realmente, cambia el mundo.

Para llegar a la contracultura hay que tenerla en cuenta, porque lo que supone, en realidad, es pensar de forma autónoma y no conformarse con lo que te cuentan. Con más motivo si hay algo, por pequeño que sea, que no te cuadra. El movimiento contracultural necesita disponer la atención en lo que interesa, sin romanticismo alguno, símplemente por pura supervivencia.