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Nº I

Histeria, euforia,

rabia, deseo,

confusión, desvelo

y el corazón en un puño.

nostalgia, anhelo,

el día, venciendo a la noche

y el sudor frío que recorre mi cuerpo

como un río, lleno de duda y reproche

cuando despierto de pronto

y veo tu imagen flotando en al aire

ante mis ojos desesperados, inyectados en sangre

enturbiados aun por el sueño…

Nº II

Ojala no sean estos los últimos versos que te escribo,

– mi amor, mi pequeña –

ojala nos quede tiempo todavía,

no hoy, ni mañana,

algún día quizás,

de entre todos los que quedan por venir…

cuando tu recuerdo en mi,

y mi recuerdo en ti,

sean solo sensaciones sin nombre,

resquicios de algo sin forma,

cenizas apenas vivas,

de un amor que nos quemo por dentro,

y que nos dejo marcados para siempre,

para siempre…

y que trato de olvidar casi todo el tiempo,

pero no es tan fácil, no es tan fácil…

por que nuestros corazones están unidos aun,

por algo superior a ti, superior a mi,

superior a todo…

algo que ni siquiera puede ser descrito con palabras,

y que hasta que llegue ese día,

– mi amor,mi pequeña –

hasta que llegue ese día,

en el que todo vuelva a ser como antes,

aunque nada lo sea ya,

no cobrara su verdadero sentido.

Nº III

¿Puedes apreciar,

entre esas notas lejanas,

el sonido de nuestras sonrisas aun?

¿Puedes,

tras los pasos de esa danza macabra,

adivinar el significado de aquel sueño sin fin?

¿Puedes, hoy todavía

y ya despojada de toda inocencia,

recordarnos amor, bailando juntos nuestra canción…

con el corazón roto, hecho pedazos,

y con nuestros ojos clavados pronunciando en silencio

el adiós que de nuestros labios se resiste a salir?

Saul Pushkin.